Eva Vera
Baia (golfo de Nápoles) fue famosa desde finales de la época
republicana de la Antigua Roma, pero que tuvo su momento de esplendor en el s.
I d. C., cuando se convirtió en ciudad de recreo de la élite romana. Llamada
“la pequeña Roma”, allí tenían su villa de lujo Julio César, Escipión o
Calígula; y se popularizó por sus aguas termales, que al parecer tenían
propiedades curativas y medicinales.
Nerón, Adriano, Antonino Pío y Alejandro Severo la
ampliaron. En el s. VIII fue saqueada por los sarracenos, y después cayó en el
olvido. Intervenido arqueológicamente desde los años 90, hoy es uno de los
pocos parques arqueológicos submarinos del mundo (creado en 2002), ya que
además está a entre 5 y 12
metros de profundidad.
Cerca de allí podemos encontrar (y ver con una claridad
pasmosa) el Portus Iulius, construido en el año 37 a. C., durante la guerra
civil entre Octaviano y Sesto Pompeyo, y en uso hasta el s. V. Fue encargado al
arquitecto Lucius Cocceius Auctus, que quería conectar el Lago Lucrino y el
Lago Averno por medio de un túnel navegable.
Tenía un muelle de 372 metros, y contaba
con astillero para reparaciones y nuevas construcciones. Fue utilizado como
base militar hasta que, en el 12 d. C. la flota fue trasladada, y desde
entonces su uso fue meramente comercial.
El 29 de septiembre de 1538, hubo una erupción en la zona
que desembocó en la creación del Monte Nuovo. Milagrosamente, el Portus Iulius
se conservó, aunque bajo el agua. Y no fue hasta mitad del s. XX que se
descubrieron los restos del puerto, gracias a unas fotografías aéreas de la
zona que dejaban ver toda la superficie portuaria, de cerca de 10 hectáreas.
Los restos se hundieron debido a la isostasia, cuyo
fundamento físico está en el principio de Arquímedes. Este término se refiere a
que el ascenso o descenso continental es posible debido a que el manto situado
bajo la litosfera, denominado manto sublitosférico, es más denso que la
litosfera y tiene porca rigidez (por su elevada temperatura), por lo que su
comportamiento es plástico, lo que permite el ascenso o descenso de los bloques
litosféricos más rígidos situados por encima, en función del peso que soporten.
Los continentes se levantan cuando pierden peso, por ejemplo, por la erosión.
Si ganan peso, por acumulación de hielo durante una glaciación, el continente
se hunde. Lo mismo le sucede a algunas cuencas sedimentarias, que se hunden con
el peso de los sedimentos (subsidencia).
En el Parque Arqueológico Subacuático de Baia podemos hacer inmersiones
y visitar sitios como el mismo Portus Iulius, la Villa de los Pisoni o la Villa
del Castillo Aragonés. También hay excursiones terrestres al Castillo de Baia o
el Ninfeo, donde empezaron realmente los trabajos arqueológicos.
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